Tras la maravillosa estadía en Puerto Fuy y enamorada del fantástico hotel que nos acogió, sus instalaciones y restaurant, estaba a punto de cumplir un sueño impensado: navegar la Cordillera de Los Andes. Sí, tal cual lo leen...
Nos levantamos a primera hora para tomar la barcaza Hua Hum que zarpa a metros del Hotel Marina del Fuy y que recorre las aguas del Lago Pirihueico; los horarios y tarifas están publicados en www.barcazahuahum.cl.
En medio de una leve niebla, mucho frío, porque era época invernal, nos subimos a la embarcación y partimos. De fondo, la cueca de Los Lagos decoraba el mágico momento.
Serían 45 minutos de navegación aproximadamente hasta tierra firme, para luego emprender camino hacia el destino final: San Martín de los Andes.
Navegar la cordillera es de aquellas experiencias que no se olvidan fácilmente... y es que todo combina. El lago, la flora, fauna, las historias que van apareciendo en medio del recorrido y, por supuesto, la prometedora travesía hasta un pueblito de cuento al otro lado de los Andes.
Acompañada de un café comprado al interior de la barcaza, me hice la valiente y disfruté del viaje al exterior de la cabina. Hay que abrigarse, porque el único inconveniente que podría estropear el panorama, es la baja temperatura y el viento, por ello hay que ser previsor.
Impregnados de naturaleza llegamos a Puerto Pirihueico, último pueblo en territorio chileno, antes de cruzar a Argentina. Allí una pequeña feria artesanal y gastronómica da el empujón perfecto para continuar por tierra hasta la aduana chilena, luego la argentina y emprender hacia San Martín de Los Andes.
El camino es de ripio, pero permanece en buen estado y habilitado prácticamente durante todo el año. En una hora, aproximadamente, desde la aduana argentina, aparece en medio de una vegetación intensa, el maravilloso pueblo de San Martín de Los Andes que emerge junto al lago Lácar...¡Todo parece sacado de un sueño!
Tras dejar nuestras maletas en el hotel, darnos una ducha y abrigarnos, salimos a recorrer las "callecitas" y poco a poco nos fuimos enamorando de este pueblo de madera y piedra. Chocolaterías en cada esquina, aroma a chocolate caliente, medialunas y por cierto a un buen bife chorizo.
Hay mucho por hacer en San Martín de Los Andes, partiendo por ir al centro de Sky del Cerro Chaleco ubicado a 5 kilómetros del pueblo, visitar el museo temático del Che Guevara "La Pastera", conocer una fábrica de chocolates, recorrer la costanera y terminar la jornada en el restaurant Torino Bar & Bistro (Eduardo Elordi #893), donde probé el mejor bife que he degustado en mi vida. No es de los restaurantes más baratos, pero vale la pena gastar un poco más. También está el Posta Criolla, bastante más económico, con menú familiar y muy buenas carnes.
San Martín de los Andes es una tremenda experiencia de principio a fin; la oferta de hospedaje es inmensa, los restaurantes, el comercio, los paseos por el lago, la hospitalidad de sus habitantes, las "facturitas" adictivas y la travesía desde y hacia Chile un recorrido que hay que hacer, aunque sea, una vez en la vida. A mi me quedó gustando, por eso cada verano vuelvo a repetir el destino, aunque varío la ruta de acceso... a veces por Osorno, llegando primero a Bariloche, y otras por Pucón, pasando por Junín de Los Andes. Me queda pendiente volver en época invernal, porque ese pueblo nevado, debe ser definitivamente de otro planeta.
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